Desde la perspectiva médica el dolor agudo cumple una función vital como símbolo de alarma. Desde esta misma perspectiva el dolor crónico ha perdido dicha función y se ha convertido en la enfermedad misma, un padecer que irrumpe en la cotidianidad, que trastoca y transforma la vida misma, no sólo de la persona afectada sino de su entorno social en general.
El dolor recurrente o crónico involucra al sufrimiento, pudiendo ser, asimismo, un motor de transformación y creatividad y un lenguaje metafórico de la vida vivida.
El dolor se vive como un castigo, una experiencia de estoicismo, una costumbre ritual, un acto de fe, como una posesión y una estrategia de control, una forma de vida y metáfora de múltiples problemáticas sociales e individuales: la pobreza, el abandono, la soledad, el sufrimiento crónico, la envidia, el odio, la venganza, la vergüenza, el rechazo, el estigma, el maltrato y la violencia. El dolor es reflejo de la frenética vida contemporánea, enmarcada en la desmesura del consumo, del deseo de la eterna juventud y de la salud y la enfermedad como mercancía.
Autor: Anabella Barragán Solís
Título: Vivir con dolor crónico
ISBN 978-987-1300-14-3
1a ed. - Buenos Aires, 2007.
23x16 cm. 148 pág.